El profesor tutor de UNED Pamplona, Ion Martínez Lorea, dirige este curso, que se impartirá en el centro los días 11 y 12 de septiembre. En este curso planteamos una reflexión y debate acerca de, por un lado, las características fundamentales de unas ciudades que contribuyen a que sus habitantes estén cansados y, por otro lado, la exploración de posibilidades para alcanzar un escenario alternativo que podríamos definir como el de una ciudad des-cansada.
El agotamiento caracteriza nuestras vidas. La conectividad instantánea, la accesibilidad y disponibilidad permanentes, la acumulación de estímulos y exigencias a ritmos cada vez más altos incrementan la sensación de frustración por no cumplir, esto es, por creer que no hacemos lo suficiente y que siempre llegamos tarde a nuestros cometidos.
La aceleración continuada permea multitud de esferas de nuestras vidas: particularmente el trabajo, pero también el ocio, la movilidad, la alimentación o el sistema educativo. La exigencia de responder eficazmente a ese mandato sigue sustentándose en la ficción de un individuo que, si se lo propone, conseguirá alcanzar sus metas. Ello, por mucho que el reguero de sentimientos de malestar, fracaso y cansancio sea creciente, conectando estrechamente con un escenario de deterioro de la salud mental de amplias capas de la sociedad.
La vida en nuestras ciudades resulta especialmente acelerada y agotadora. Su diseño parece estar configurado para fomentar esa doble condición, con restricciones en servicios públicos (en el marco de años de políticas de austeridad) y en infraestructuras sociales y con el incremento de una arquitectura hostil. Sin embargo, no todo el mundo padece el agotamiento de igual modo. Dicho de otra forma, existe un desigual reparto social del agotamiento urbano. En este sentido, la literatura especializada nos dice que tal fenómeno tiene una particular incidencia sobre las mujeres que habitan las ciudades.